Morocco, episodio 6

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No nos creíamos lo bien que habíamos dormido en aquellas camas tan duras, desayunamos y pagamos la cuenta. Nos cobraron 555 dirhams por todo, nos metimos en el coche con los bártulos y nos fuimos a la playa de Imsouane.

Vimos que rompía una ola de medio metrillo pero que tardaba mucho. Justo arriba de la playa había una tienda de surf donde Pablo se alquiló una tabla de skim por 25 dirhams para juguetear un rato en la orilla.

Surfeamos un rato y fuimos a comer al lado de la playa. Nos recomendaron el pescado al horno. La verdad es que no estaba muy bueno.

Como no había olas no sabíamos que hacer. Bajamos otra vez a la playa y conocimos a un chico canario, Nahum y a su chica Laura de Barcelona. Nos invitaron a un petilla antes de meternos al agua para surfear aquella mini ola de izquierdas.

Carlos se metió al agua el primero, seguido de Nahúm con la tabla de Pablo y después yo. Estuvimos un rato surfeando la olita de medio metro con fuerza que salía encima de una lastra. Bastante larga y con fuerza. Al rato se metió Pablo y al poco tiempo nos salimos.

Querían ir en busca de un poco de hash pero era un poco caro por la zona. Después de un rato hablando consiguieron comprar un poco por 100 dirhams.

Nahum y Laura dormían en un zulo en frente de la playa. Lo tenían alquilado a un lugareño muy simpático que nos dio cobijo a 2 minutos de donde estaban ellos. Era un cuarto con 3 colchones tirados en el suelo, una ventana y una puerta de madera pegado al mar. El baño estaba al salir de aquella habitación a la derecha donde el dueño se duchaba.

Vinieron a cenar a nuestra terraza; prepararon Tajine de verduras y nosotros un melón muy rico.

Mientras cenábamos, nuestros vecinos (gente que vivía allí) se pegaban un buen vicio a la Play Station con una tele diminuta. Mientras uno jugaba los 3 restantes miraban y comentaban la jugada. Se iban pasando el mando e incluso nos ofrecieron jugar con ellos.

Despedimos a Nahum y a Laura y nos fuimos a la cama.